2014-08-14

Hannibal Lecter - Alfredo Balli Treviño


El Dr. Hannibal Lecter es un célebre personaje de ficción inventado por el novelista Thomas Harris, El dragón rojo (1981). Continúan sus vivencias en The Silence of the Lambs (1988) (llevada al cine por Jonathan Demme), para culminar en Hannibal (1999).
Thomas Harris mencionó en el prólogo de la nueva edición de El silencio de los corderos (The Silence of the Lambs) que, para el personaje de Lecter, se inspiró en un médico mexicano de nombre Alfredo Balli Treviño, también conocido como «Dr. Salazar»,

Harris dio la idea de crear al psiquiatra Hannibal Lecter despues de su encuentro en el penal Topo Chico de Monterrey con un hombre a quien llama “Dr. Salazar”. Harris tenía 23 años y vino a entrevistar a Dykes Askew Simmons, un estadounidense sentenciado a muerte por asesinar a tres hermanos sobre la carretera a Laredo.

Simmons, quien sería exonerado tiempo después, era un perturbado que intentó escapar varias veces del Topo Chico, pero al salir herido en una de ellas fue auxiliado por el médico de la prisión, que también era interno.

“Ahí conocí al ‘Doctor Salazar’, cuenta Harris sobre el suceso, de 1963. Era un hombre pequeño, ágil “Su ojos eran de color marrón con puntos grises, como pequeñas piedras”, describe Harris en su texto.
y con cabello rojizo oscuro. Se paraba erguido y tenía cierta elegancia en su postura.

Cuando el escritor platicó con el mexicano, éste se mostró muy interesado en las motivaciones criminales de Simmons, quien tenía deformidades físicas (que no se especifican).

“El Doctor Salazar me preguntó: ‘¿Crees que Simmons fue atormentado en la escuela porque estaba desfigurado?’. Cuando le dije que sí, quiso saber si sus víctimas eran atractivas”, relata el autor.

Harris le cuestionó entonces al médico si creía que las víctimas lo habían provocado. Él le respondió que no, pero que al haber sido atormentado de niño, era más sencillo que él torturara a otros.

El novelista descubrió después que el hombre era en realidad un asesino que llevaba varios años preso.

“El doctor es un homicida. Como cirujano, él podía empaquetar a sus víctimas en cajas sorprendentemente pequeñas”, le contó un guardia. “Jamás va a abandonar este lugar. Está loco”.

Sin embargo, el “Doctor Salazar” era tan bueno en su profesión, que atendía a los reclusos y a pacientes externos.

Harris trató de recrear su experiencia con el mexicano al escribir “El Silencio de los Inocentes, lo que desembocó en la creación de la detective Clarice Starling”, quien visita una cárcel para hablar con un misterioso recluso experto en la mente criminal.

“¿A quién se supone que iba a ver en la celda? No era el ‘Doctor Salazar’, pero gracias a él pude crear a su colega, Hannibal Lecter”.

El escritor se enteró tiempo después de que el cirujano estuvo encerrado 20 años en el penal de Nuevo León y que, al término de su sentencia, se dedicó a ayudar a los ancianos de un barrio de Monterrey.

“Ahora lo dejaré en paz”, concluye el novelista, sin revelar el nombre real del mexicano.


El ‘real’ doctor Lecter

En 1961, el doctor Alfredo Ballí Treviño, se convirtió en el último mexicano en ser condenado a pena de muerte por el homicidio de Jesús Castillo Rangel.
Ballí, de 28 años, aplicó pentotal sódico al joven, de 20; lo desangró, descuartizó y sepultó en Guadalupe. El médico fue descubierto y sentenciado a muerte, el último en la historia de México, pero la pena se conmutó por 20 años de cárcel.

De acuerdo con el reporte policiaco, el crimen de Ballí habría sucedido entre las 12:00 y las 14:00 horas del jueves 8 de octubre de 1959. Tras una discusión, el pasante de medicina aplicó la droga a Jesús con un trapo (a la manera de como Lecter lo hace en el filme “Hannibal”) y después le inyectó más.

Ya inconsciente, lo llevó a un baño contiguo a su consultorio de la colonia Talleres, un inmueble de un solo piso que hoy luce rejas y, bajo la regadera del cuarto que fue tapiado, desangró a la víctima cortándole con un bisturí la cabeza. Después de lavar el cuerpo, lo llevó a una camilla en la que seccionó el resto en siete partes; envolvió los trozos en una lona, metió el bulto en una caja de cartón y la puso en la cajuela de su Chevrolet 1958.

“Me tocó juzgar al doctor Ballí. Él era buena persona, daba consultas en el penal y hasta a gente de afuera”, recordó Marco Antonio Leija Moreno en entrevista con “Reforma” en 2009.

El captor del cirujano, Alejandro Garza Delgado, ex director de la Policía Judicial del Estado de Nuevo León, señaló en su momento que Ballí confesó que había degollado a su víctima con un bisturí, después la destazó y tiró su cuerpo debajo de un puente.

Los restos fueron hallados por el detective gracias a una vaca pinta que husmeaba el lugar donde estaba enterrado el cadáver.

Garza Delgado argumentó que el crimen se debió a que Jesús era la pareja sentimental del pasante y que, al avisarle aquél que lo abandonaría, decidió quitarle la vida.

“Ballí argumentaba que tuvieron un pleito y que lo había matado en defensa propia, pero yo encontré la ropa de la víctima y estaba limpia. No hubo tal pelea, el médico planeó todo”, dijo el apodado “Mannix” en entrevista años después.

Ballí, quien tras salir de prisión se dedicó a atender ancianos, falleció de cáncer en febrero del 2009.
De acuerdo a gente cercana, Ballí estaba casado o contrajo nupcias al ingresar al penal, pero su pareja falleció cuando estaba preso. Al salir, se unió con otra mujer, que también murió al poco tiempo. Tuvo varios hijos, tanto naturales como adoptados.

“Pagué lo que tenía que pagar, ahora espero el castigo divino”, señaló el doctor en una entrevista. 

Ante la revelación de Harris, suceso del que Ballí jamás habló quizá porque no le dio importancia, no queda claro qué es realidad y qué ficción: el entonces pasante no tenía los rasgos que el escritor cuenta y la gente en la cárcel sabía que recobraría su libertad una vez purgada la sentencia.

Rumores
Los dimes y diretes tomaron vuelo: que quizá Ballí succionó la sangre de la víctima, porque cómo era posible que no hubiera ni gota en los restos, y que quizá en su consultorio había más cuerpos. Por todo esto, se le empezó a llamar “médico asesino”, “el monstruo de la Talleres” y “el vampiro Ballí”.

[Extra]
Real Life Hannibal Lecters (Full Documentary)

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