El 16 de abril de 1989 en un departamento de la localidad de Florida, Vicente López, los cuerpos sin vida de dos primas, de 22 y 15 años respectivamente, aparecieron en la bañadera, estaban desnudas y por el grado de descomposición que presentaban, los médicos forenses estimaban que habían muerto hacia por lo menos dos meses.
El primer dato curioso que arroja este caso es que las víctimas habían sido vistas por ultima vez hacia solo 48 horas por la dueña del inmueble, quien argumento que su inquilina, la mayor de ellas, le había pedido prestado el teléfono para llamar al hospital porque su prima tenia fiebre. Dicho relato no termino de cerrar a los investigadores ya que la fauna cadavérica encontrada en el lugar se correspondía con una de dos meses y las primas dos noches antes estaban con vida. Sin dudarlo la policía indago de inmediato al medico que había atendido a la adolescente de 15 años. Según el profesional la chica tenia unas lineas de fiebre por lo que le receto un antibiótico y se retiro. En su declaración Adolfo Bresciani dijo que no había notado nada raro en el lugar cuando acudió para atender a la paciente.
Los cuerpos fueron conservados por varios días en frió para poder realizar las autopsias, los forenses esperaban que dicho examen echara un poco de luz a tanto misterio pero esto no ocurrió, el crimen se volvía mas intrincado cada día. Ninguna de las dos había ingerido el antifebril indicado por el medico, no presentaban heridas de fuego ni arma blanca, no estaban intoxicadas con monóxilo de carbono, no fallecieron sofocadas ni por descarga eléctrica, lo único que se sabia era que estaban muertas y nadie podía establecer como ni por qué.
Llego a suponerse una relación lésbica y un ritual macabro pero esta hipótesis fue desechada casi al instante, además se supo que la mayor de las primas era frecuentada por un muchacho de unos 30 años a quien la policía interrogo varias veces al igual que el juez sin que su relato presentara fisuras.
Hasta aquí las dudas y el misterio se adueñaban de la escena, todo era incertidumbre y las certezas sobre el asesinato se alejaban con cada minuto que pasaba.
Cuatro meses habían pasado del macabro hallazgo cuando el juez Raúl Casal resolvió volver sobre el caso y a la escena para ver si se encontraba alguna otra pista. Ninguna respuesta se hizo presente, solo mas misterio, al llegar al departamento, la bañera donde aparecieron los cuerpos la cual había sido vaciada y desinfectada estaba nuevamente llena de agua y cubierta de gusanos cadavéricos, el horror se hizo presente una vez mas.
Se convoco a los mejores peritos y hasta un técnico de la entonces Obras Sanitarias quien opino que algo debía haber obstruido la cañería y que una pequeña gotera la había llenado nuevamente. En cuanto a los gusanos un especialista arriesgo que debía ser fauna cadavérica resistente que había quedado oculta. Nada de todo esto pudo ser probado.
Mas de un año después de ocurrido el hecho entra en acción un perito de la federal con una nueva hipótesis, el asesino sorprendió a las víctimas en la bañera y les inyectó veneno de una serpiente africana llamada mamba negra, según los especialistas el veneno de este reptil acelera el proceso de descomposición. La pregunta ahora era, quien podía tener acceso a tan exótica especie.
Resultó ser que el novio de la mayor de las víctimas trabajaba en un serpentario en el cual había dos víboras de esta especie, de inmediato se libró una orden de detención contra el sospechoso, pero para darle mayor intriga a este caso el susodicho nunca fue encontrado y es el día de hoy que sigue prófugo.
Con esta nueva pista fueron de inmediato a la morgue policial de la plata donde se encontraban los corazones de las víctimas para hacer nuevas pericias en busca de rastros del veneno en cuestión. Grande fue la sorpresa cuando se dieron cuenta que los corazones de ambas primas habían desaparecido sin dejar rastros.
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