2014-05-17

Josef Mengele, El ángel de la muerte.


Josef Mengele fue un médico, antropólogo y oficial alemán de las SS en el campo de concentración de Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial. Es tristemente célebre por seleccionar a las víctimas que iban a ser ejecutadas en las cámaras de gas y por sus experimentos acientíficos y frecuentemente mortales con prisioneros.

Tras el fin de la guerra huyó a Sudamérica, donde evitó ser capturado hasta su muerte.
Mengele obtuvo un doctorado en antropología y medicina por la Universidad de Múnich y comenzó una carrera como investigador. Se afilió al partido nazi en 1937 y a las SS en 1938. Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, fue asignado como oficial médico de batallón, pero a principios de 1943 se trasladó al servicio de campos de concentración y fue destinado a Auschwitz. Allí realizó experimentos genéticos con humanos, muchas veces sobre gemelos, sin carácter científico ninguno y sin tener en cuenta el bienestar y la seguridad de sus víctimas. Mengele también formó parte del equipo médico que seleccionaba a los presos recién llegados al campo de concentración, que distinguía entre los aptos para el trabajo y los que no lo eran, que se enviaban inmediatamente para ser asesinados en las cámaras de gas. Mengele abandonó Auschwitz el 17 de enero de 1945, poco antes de la llegada de las tropas del Ejército Rojo que liberaron el campo de concentración.

Con la ayuda de una red de antiguos miembros de las SS, Mengele navegó a Argentina en julio de 1949. En un principio vivió en Buenos Aires y alrededores, pero huyó a Paraguay en 1959 y a Brasil en 1960 perseguido por Alemania Occidental, Israel y cazanazis como Simon Wiesenthal, que querían llevarlo a juicio. A pesar de las solicitudes de extradición del gobierno de la Alemania Occidental y de las operaciones clandestinas del Mosad —el servicio de inteligencia israelí—, Mengele evitó ser detenido. Murió ahogado mientras nadaba en una playa brasileña en 1979 y fue enterrado con un nombre falso. Sus restos fueron desenterrados e identificados por un examen forense en 1985.

Experimentos con humanos
Mengele aprovechó su estancia en Auschwitz como una oportunidad para continuar con sus estudios antropológicos y sus investigaciones sobre herencia genética usando prisioneros del campo de concentración para experimentar con humanos. Estos experimentos fueron totalmente acientíficos y no tuvieron para nada en cuenta la salud o la seguridad de las cobayas humanas. Mengele estaba especialmente interesado en los gemelos idénticos, gente con heterocromía —ojos de distinto color—, enanos y sujetos con anomalías físicas. La Deutsche Forschungsgemeinschaft —Fundación Alemana de Investigación— le otorgó una subvención que había solicitado Von Verschuer, a quien Mengele enviaba informes periódicos y diversas muestras. El dinero que le otorgaron se empleó en la construcción de un laboratorio de patología adjunto al crematorio II en Auschwitz II-Birkenau. El dr. Miklos Nyiszli, un patólogo húngaro de religión judía que llegó a Auschwitz el 29 de mayo de 1944, realizó en este nuevo laboratorio disecciones y preparó los especímenes para su envío. Las investigaciones de Mengele sobre los gemelos estaban pensadas en parte para demostrar la supremacía de la herencia genética sobre el entorno y reforzar de esta manera la premisa del nazismo que defendía la superioridad de la raza aria. Nyiszli afirma que los estudios sobre gemelos también estaban motivados por un deseo de mejorar la tasa de reproducción de la raza alemana a través del aumento de la fertilidad y de las oportunidades de engendrar gemelos de sujetos racialmente deseables.


Los presos que utilizaba Mengele en sus experimentos estaban mejor alimentados y alojados que el resto de internos del campo y también tenían menos probabilidades de acabar en la cámara de gas mientras eran objeto de investigación. El médico creó una guardería con zona de juegos para los niños con los que realizaba las pruebas y para todos los menores de seis años de etnia gitana, donde vivían en mejores condiciones que el resto de presos del campo de concentración. Cuando visitaba a los niños él mismo se presentaba como el «tío Mengele» y les ofrecía caramelos. A pesar de ello, fue responsable de la muerte de un número desconocido de víctimas que él mismo mató a través de inyecciones letales, disparos, golpes y por medio de experimentos mortales. Lifton describe a Mengele como un hombre sádico, sin empatía ninguna y extremadamente antisemita que estaba convencido de que los judíos eran una raza inferior y peligrosa que debía ser aniquilada por completo. El único hijo de Mengele, Rolf, dijo que su padre nunca demostró ningún remordimiento por sus actividades durante la guerra.



Gemelos judíos mantenidos con vida para ser usados en los experimentos de Mengele. Estos niños fueron liberados de Auschwitz por el Ejército Rojo en enero de 1945.
Un médico que estuvo prisionero en Auschwitz dijo:
Era capaz de ser muy amable con los niños para que le tomaran cariño, les daba azúcar, pensaba en los detalles cotidianos de sus vidas y hacía cosas que nos gustaría realmente admirar… Y a continuación, el humo de los crematorios y, al día siguiente o media hora después, esos niños eran enviados allí.
Los gemelos eran sometidos a exámenes semanales y mediciones de sus atributos físicos por parte de Mengele o de algunos de sus ayudantes. Los experimentos practicados por el médico incluían amputaciones innecesarias de labios, inoculaciones intencionadas con tifus y otras enfermedades a uno de los gemelos y transfusiones de sangre de un hermano a otro. Muchas de las víctimas murieron en el transcurso de los procedimientos. Una vez finalizadas las pruebas, a veces los gemelos eran asesinados y sus cuerpos diseccionados. Nyiszli relata que una noche Mengele mató personalmente a catorce gemelos inyectándoles cloroformo directamente en el corazón. Si uno de los gemelos moría a causa de la enfermedad que le habían inoculado, Mengele mataba al otro hermano para realizar informes comparativos .

Los experimentos de Mengele con los ojos incluyeron intentos de cambiar el color del iris a través de la inyección de sustancias químicas y el asesinato de personas con heterocromía para extraer sus globos oculares y enviarlos a Berlín para su análisis. A los enanos y a las personas con anomalías físicas les tomaba mediciones corporales, les extraía sangre y dientes sanos y les administraba de forma innecesaria drogas y rayos X. Muchas víctimas eran enviadas a la cámara de gas y después sus esqueletos se mandaban a Berlín para continuar con las investigaciones. Mengele buscó mujeres embarazadas, a las que realizaba experimentos antes de enviarlas a la cámara de gas. La testigo Vera Alexander describió cómo cosió por la espalda a dos gemelos gitanos en un intento de crear gemelossiameses, pero ambos murieron por los efectos de la gangrena después de varios días de sufrimiento.


EL DOCTOR MENGELE EN SU CONSULTORIO DE AUSCHWITZ
Descontando un breve período pasado en un hospital de Leipzig, donde cursó su internado, y su gira con la División Vikinga, Josef Mengele practicó muy poco la medicina en enfermos y heridos antes de llegar a Auschwitz. Las evidencias indican que allí no aumentó su experiencia clínica. Si Mengele hubiera estado interesado en el tratamiento de las enfermedades, Auschwitz le habría ofrecido una gran variedad de oportunidades. Para todo prisionero, la enfermedad implicaba un gran riesgo. Todo el que contrajera una dolencia grave o sufriera una herida que le dejara inválido se arriesgaba a la inmediata selección para una terapia de Zyklon B. Mengele fue enviado al campo de concentración de Auschwitz en sustitución de otro doctor que había caído enfermo. El 24 de mayo de 1943 se convirtió en el oficial médico del llamado campo gitano, una parte de Auschwitz-Birkenau. Consecuentemente, Mengele se convirtió en el oficial médico en jefe del principal campo de enfermería de Birkenau. Sin embargo, no fue el oficial médico en jefe de Auschwitz; por encima en la jerarquía se encontraba el médico de la fortificación, Eduard Wirt.


Muchos hombres de las SS, en los KZ, utilizaban su posición para explotar sexualmente a las prisioneras, a pesar de las estrictas órdenes de Himmler sobre las relaciones con judíos. Fania Fenelon, la cantante que escribió Playing for time sobre sus experiencias con la Qrquesta de Auschwitz, solía obedecer ocasionalmente la orden de cantar para Mengele en su alojamiento. Poco antes de morir, Fenelon habló de sus encuentros con el médico; su entrevistador quedó con la clara impresión de que ella estaba hablando de un antiguo amante. Constantemente circulaban rumores sobre las relaciones de Mengele con mujeres del campamento. Una de las candidatas preferidas era la guardia Irma Grese, de veintiún años, que formaba parte de su comitiva. Grese, una rubia de ojos azules, a la que muchos consideraban hermosa, se había formado como enfermera bajo las órdenes del doctor Kad Gebhardt, médico personal de Himmler y cirujano ortopedista; abandonó ese trabajo por un empleo en una granja, pero acabó enrolándose en las SS. Grese causó en sus superiores una impresión lo bastante buena como para que se la pusiera al frente de treinta mil mujeres. Como Mengele, se enorgullecía mucho de su aspecto físico y se acicalaba durante horas antes de presentarse con lo mejor de las ropas confiscadas. En otras ocasiones le encantaba pavonearse por el patio con sus botas altas, su pistola en la cadera y un látigo en la mano, Al parecer, le gustaba azotar a las mujeres en los pechos, exhibiendo una veta sádica de origen sexual. Muchos estaban convencidos de que Grese era lesbiana, pero otros la asociaban íntimamente a Mengele. Capturada por los británicos cuando liberaron el campo, Grese fue condenada por crímenes de guerra y ahorcada en 1945.


Fue durante su estancia de 21 meses en Auschwitz cuando el doctor Mengele alcanzó la fama, ganándose el apodo de "El Ángel de la Muerte". Cuando los vagones de tren repletos de prisioneros llegaban a Auschwitz II (Birkenau), con frecuencia Mengele esperaba en el andén junto a otros médicos para seleccionar a los más aptos para el trabajo y la experimentación, así como a quienes serían enviados inmediatamente a las cámaras de gas. 

En esta primera etapa, Mengele se paraba en una rampa frente a las filas e indicaba con un gesto de lamano quién moría y quién vivía: a la izquierda iban las mujeres jóvenes y hombres de evidente buen estado de salud; a la derecha iban los ancianos, niños, mujeres embarazadas e incapacitados.

Los que quedaban en la fila de la derecha iban directamente a las cámaras de gas. Los supervivientes de este campo que conocieron a Mengele lo describían como un oficial impecablemente acicalado, muy apuesto y perfumado, de gestos aristocráticos y poseedor de una extraña mezcla de condescendencia y una ferocidad morbosa ante el poder de decidir quién vivía o moría. Muy pocas veces, Mengele demostró humanitarismo respecto de alguno de los condenados, e incluso mató personalmente a algunos cautivos por desobedecer las reglas. Se llegaron a conocer casos de perversión sexual practicada con las mujeres de la fila izquierda, azotando los pechos con un látigo o realizando defenestraciones que invalidaban a las muchachas que, tarde o temprano, terminarían en las cámaras de gas.
El oficial del megáfono les explicaba que hombres y mujeres se separarían. Aquellos en condiciones de trabajar formarían una columna. Una segunda columna incluiría a los ancianos, los niños, las mujeres con hijos pequeños y todo aquel que fuera considerado demasiado débil para trabajar en pro del Tercer Reich. Esa segunda columna iría inmediatamente a las aldeas donde vivían los internos y organizarían las labores domésticas. Todo era parte de la complicada ficción que se mantenía en los KZ. Los que no eran considerados aptos para el trabajo iban directamente a las cámaras de gas, deteniéndose sólo para desvestirse. Ni siquiera se registraba su llegada a Auschwitz; los funcionarios del campamento desconocían sus nombres y sus lugares de origen. 

Una prisionera recuerda:

“La hora de la selección era un momento de vida o muerte. No había luz en el cielo. Eran las tres, las cuatro, las cinco de la mañana, o tal vez el anochecer y había que esperar para pasar lista. De pie, en fila, vestidas con harapos, descalzas. Eso podía durar una, dos o tres horas; fuera corno fuese, parecían años. Y allí estaba Mengele, elegantemente vestido, con una bella camisa azul, tan apuesto, tan garboso, sonriente, con olor a jabón fino o a agua de colonia. Hará personalmente la selección. Yo estoy embarazada. Estamos desnudas y debemos caminar, como gansos, frente al doctor Mengele. Unas cuantas jóvenes han decidido ponerme entre ellas para tratar de distraer la atención de Mengele. No llegamos a acercamos a él. ¿Es posible? ¡El doctor Mengele no repara en mí! ¿Podré vivir? Y la vida nueva se agita en mis entrañas”.  
Mengele explicaba a otros colegas su actitud:
"Cuando nace un niño judío no sé qué hacer con él: no puedo dejar al bebé en libertad, pues no existen los judíos libres; no puedo permitirles que vivan en el campamento, pues no contamos con las facilidades que permitan su normal desarrollo; no sería humanitario enviarlo a los hornos sin permitir que la madre estuviera allí para presenciar su muerte. Por eso, envío juntos a la madre y a la criatura”. 
Los gemelos resultaban particularmente interesantes para Mengele. Dicho interés radicaba en las profundas influencias inculcadas por Otmar von Verschuer y Ferdinand Sauerbruch del Instituto Kaiser Wilhelm de Genética y Eugenesia, donde se embebió de los conceptos de herencia y raza pura, y el problema judío era el núcleo de las discusiones. Mengele, siguiendo los pasos de Von Verschuer, había desarrollado un fuerte interés por los gemelos como una fuente de información acerca de estos conceptos pseudocientíficos. Por lo tanto, cuando supo que Auschwitz era su destino, no pudo ocultar su satisfacción, pues el campo de concentración era para él un laboratorio lleno de ratas judías.


EL CONSULTORIO DEL DR MENGELE

A partir de 1943, los gemelos eran seleccionados y ubicados en barracones especiales. Cuando en la rampa de selección localizaba gemelos, para éstos constituía una esperanza de alargar la vida el pertenecer a esa condición. Los gemelos eran ubicados en un recinto especial y eran tratados algo mejor que los demás internos. Prácticamente todos los experimentos de Mengele carecían de valor científico, pero fueron financiados por el gobierno nazi. Incluyeron, por ejemplo, intentos de cambiar el color de los ojos mediante la inyección de sustancias químicas en los ojos de niños, amputaciones diversas y otras cirugías brutales y, al menos en una ocasión, un intento de crear siameses artificialmente mediante la unión de venas de hermanos gemelos (la operación fue un fracaso y el único resultado fue que las manos de los niños se infectaron gravemente). Las personas objeto de los experimentos de Mengele, en caso de sobrevivir al experimento, fueron casi siempre asesinados para su posterior disección.
EL DOCTOR MENGELE EXAMINANDO UNOS GEMELOS RECIEN LLEGADOS A AUSCHWITZ
Mengele extraía los ojos a sus víctimas mientras estaban vivas y concientes, y colocaba los globos oculares en una pared, como un muestrario de las variedades heterocromas que existían. Casi nunca utilizaba anestesia. Intentó también por la vía química cambiar el color de pelo de los internos mediante la aplicación de dolorosas inyecciones subcutáneas y en algunos casos realizó castraciones y experimentos en la médula espinal dejando paralizados a los intervenidos. También trató de cruzar mujeres con perros para que se embarazaran. 

MENGELE EN SUS DIAS DE MEDICO EN AUSCHWITZ-BIRKENAU

Una prisionera francesa llamada Jeanette llegó al momento del parto en Auschwitz. Había sido un embarazo difícil, y la enfermera descubrió que Jeanette estaba embarazada de mellizos. Consideró mejor avisar a Mengele, quien acudió inmediatamente al iniciarse el parto. “¡Gemelos, gemelos!”, gritó. “¡Por fin van a nacer gemelos aquí!” Como muestra de aparente gratitud hacia la madre, hizo traer un cesto para los bebés, algunas batitas y colchas de verdad, indudablemente sacadas del botín de “Canadá”. La misma Jeanette recibió un lujo inusitado: una sábana blanca. Un día después del doble nacimiento, un par de soldados de las SS entró en el hospital, preguntando: “¿Dónde están los gemelos?” Recogieron a las criaturas y se marcharon, dejando a la madre enloquecida de miedo. Todas las noches volvían los bebés, cada vez un poco peor después de haber pasado el día con Mengele. A las dos semanas murió uno; su hermano le siguió poco después. A continuación, la misma Jeanette fue seleccionada; moriría poco después.
A los niños gemelos que llegaban al KZ, el mismo Mengele los llevaba a su consultorio. Uno de ellos recordaría años después:
“Mengele se lavó las manos con alcohol y se sentó en una silla. Con un dispositivo a pilas, comenzó lentamente a inscribirme un número. Era paciente y minucioso. ‘Eres un niño pequeño. Cuando crezcas, algún día podrás decir que el doctor Josef Mengele te puso personalmente el número. Serás famoso. No te lo rasques”.


Mostraba un semblante benigno a la familia de los gemelos. Nadie se perturbó cuando propuso someter a los niños a algunas pruebas. Pensaron que sería algún tipo de estudio sobre su conducta. Los hermanos se encontraron tendidos en mesas contiguas, en el laboratorio. El chico sintió que se le hundía una aguja en la espalda. Le ardía todo el cuerpo; luchaba para no perder el sentido. También oyó a su hermana gimotear. “Lamento tener que hacer esto. El dolor pasará”, dijo Mengele; pero el dolor nunca pasó. Recibieron un número interminable de sondas e infusiones de sustancias que les atormentaban el cuerpo. Mengele extrajo de ellos una variedad de fluidos, los puso cabeza abajo durante horas enteras, los sumergió en un tanque de acero lleno de agua fría. Les dio dulces y después aplicó unas inyecciones horriblemente dolorosas.
Como regla, la muerte de un mellizo requería el fallecimiento del otro. Mengele no resistía la oportunidad de semejante fenómeno, afirmando:

“¿Dónde, en circunstancias normales, se pueden hallar hermanos gemelos que mueran en el mismo lugar y en el mismo instante? Los gemelos, como todo el mundo, se separan por las circunstancias variadas de la vida. Viven a buena distancia y casi nunca mueren simultáneamente. Uno puede morir a los diez años, el otro a los cincuenta. En tales condiciones, la disección comparativa es imposible”. 



FAMILIA DE ENANOS ASESINADAS POR EL MEDICO

El campamento de los gitanos proporcionaba a Mengele otro de sus artículos favoritos: enanos. Quedó extasiado al descubrir una familia de diez miembros que incluía a siete enanos. “¡Ahora tengo veinte años de material para estudiar!", fue su exclamación, citada con frecuencia. Una enfermera estaba presente cuando Mengele fue a echar una mirada más minuciosa a esos diminutos seres que habían logrado llevar consigo sus sillas pequeñas y una mesa. Las mujeres se habían empolvado en honor al visitante. Todas alabaron efusivamente al hombre, a quien consideraban su benefactor. “Qué hermoso es, qué amable. Suerte la nuestra de tenerlo como protector. Qué bondad la suya, venir a ver si nos hace falta algo”. Todos se pusieron firmes cuando Mengele entró con su cortejo. Una de las enanas se adelantó un paso y se arrodilló para abrazarse a sus relucientes botas. “¡Usted es tan bueno, tan encantador! Dios debería recompensarlo”. Mengele sacudió la bota, arrojándola al suelo, y se dirigió a la madre de varios enanos, que era de tamaño normal. “Dígame cómo vivía con su pigmeo”, le espetó. La anciana se ruborizó, pero cuando se le ordenó hablar, sólo mencionó la carrera de su esposo en el circo. “No me hable de eso; quiero saber cómo dormía con él”. Al serle negados los detalles íntimos, Mengele abandonó el sitio de mal humor. Pocos días después se llevó a un niño de tres años, hijo de una enana, a su sala de exámenes. Al caer la noche, el niño estaba muerto. Uno de los enanos, engañado por los guardias, se deslizó entre los alambres que separaban los distintos sectores. Un soldado de las SS lo mató de un disparo. El médico no aceptaba una negativa; de un modo u otro, obtuvo su satisfacción. Los enanos supervivientes sufrieron el dolor y las humillaciones de las pruebas de Mengele. Los dentistas les arrancaron dientes sanos, los ayudantes les extrajeron sangre semanalmente. Cuando les hacía transfusiones de sangre, usaba a propósito tipos sanguíneos no correspondientes. Invadieron los vientres de las mujeres con medicamentos, exponiendo sus cuerpos a repetidas sesiones de rayos X. Como insulto final y muestra de degradación, se les obligó a hacer su número desnudos ante un público formado por el personal de las SS.

Un oficial de la SS describió así a Mengele:

“Estaba obsesionado por la creencia de que había sido elegido para descubrir la causa de los nacimientos múltiples y de muchas otras enfermedades y anormalidades, allí, entre aquellas paredes manchadas de sangre, donde permanecía sentado durante horas enteras, encorvado sobre sus microscopios. Era una imagen que deja muchas puertas abiertas”. 

[Extra]

-[VIDEO] Cazadores de Nazis : Josef Mengele "El angel de la muerte".
- Este caso fue de inspiración para la canción Angel of Death de Slayer.

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